Necesidades educativas especiales

Publicado el 4 de septiembre de 2017

En un aprendizaje inclusivo, donde todos los alumnos tienen cabida, independiente de sus capacidades, tal como lo promueve la nueva norma del Decreto 83, el desafío del profesor es justamente dar ese espacio y promover la enseñanza conjunta, logrando enriquecer el proceso con esa diversidad.

Se habla de Necesidades Educativas Especiales (NEE) cuando un niño o niña –también una persona adulta– presenta una desventaja o mayor dificultad para el aprendizaje que el resto de sus pares y, por lo tanto, requiere de ayuda adicional para alcanzar el desarrollo educativo en forma óptima.

“Personalmente -dice Fabiola Fariña, directora del Centro Psicopedagógico Amulen-, para referirme a los escolares con NEE considero más apropiado utilizar el término niños o niñas con ‘desafíos diferentes’, que tiene una connotación inclusiva, integradora y orientada a derribar prejuicios y actitudes negativas de una comunidad educativa”.

Es preciso conocer hacia dónde apunta el concepto de Necesidades Educativas Especiales, agrega Cecilia Peñafiel Pino, profesora de Educación Diferencial de la Universidad de Concepción, psicóloga de Universidad de Las Américas y Magíster en Intervenciones Sociales y Educativas, de la Universidad de Barcelona. La especialista afirma: “Este concepto se caracteriza por su enfoque interactivo, dejando atrás la perspectiva centrada en el déficit. Corresponde a los apoyos y recursos adicionales que requiere un estudiante, sean estos de tipo humano, material o pedagógico, siendo su misión favorecer el logro del aprendizaje, es decir, superar las barreras del aprendizaje y la participación”.

Las condiciones más comunes que se encuentran en una sala de clases con estos alumnos, son disfunciones físicas, sensoriales, mentales, emocionales y socioculturales. “Estas últimas –comenta Fariña– están basadas en las influencias externas negativas, más que algo interno”.

Algunas son de carácter temporal, dice Cecilia Peñafiel: “Cuando se utiliza el concepto de Necesidades Educativas Especiales de carácter transitorio, se hace referencia a los apoyos precisados por un período de tiempo determinado, los cuales se asocian a dificultades de aprendizaje, trastornos específicos del lenguaje, déficit atencional y funcionamiento intelectual limítrofe”.

Los condicionantes de este tipo de Necesidades Educativas Especiales son diversos, dice la educadora: “La etiología de las NEE de carácter transitorio es variada, pues existen muchos factores asociados, los que pueden presentarse en distintos momentos del desarrollo del niño: prenatal, perinatal y post natal. Lo fundamental, desde la docencia, es propiciar los apoyos adecuados para la superación de estas necesidades educativas, evitando de este modo que estas perduren en el tiempo”.

Detectar un caso de NEE

La educación preescolar tiene un rol muy importante, ya que muchas veces en esta etapa se realiza una detección precoz de algún tipo de necesidad educativa diferente. “Las educadoras y algunos docentes logran observar indicadores que pudiesen implicar algún síntoma de dificultad en algunas de las áreas mencionadas y, junto a un trabajo complementario con la familia, se logra un tratamiento oportuno y fundamental, sobretodo, en aquellas disfunciones transitorias, como son algunos trastornos de lenguaje, visuales, sociales y la potenciación de capacidades. Sin embargo, el diagnóstico certero y asertivo deberá ser dado por especialistas de la salud, dependiendo del área alterada. Esta visita, muchas veces, se da por iniciativa de los padres o por derivación del colegio o jardín infantil”, dice Fabiola Fariña. La sicopedagoga agrega que es necesario hacer hincapié en la comunicación con la familia: “Con los antecedentes y la información que puedan aportar los padres se podrá tener un diagnóstico más completo y certero, se podrá orientar sobre patrones de crianza y así generar relaciones de confianza para que las familias se sientan partícipes de una comunidad educativa que los acoge y les brinda su apoyo”.

Para Cecilia Peñafiel, en el caso de sospecha de la presencia de NEE, en primer lugar es preciso investigar sobre la situación del alumno: “Si luego de indagar en el caso, no se encuentra una causa aparente, se han implementado distintos tipos de apoyo a los estudiantes y se observa que las dificultades persisten, se puede solicitar una evaluación para determinar la presencia de NEE, evidentemente, previa autorización de la familia”.

Vale saber que en el Artículo 34, de la Ley N°20.370, Ley General de Educación, se dice, a groso modo, que en el caso de la educación especial, será responsabilidad del Ministerio de Educación, previa aprobación del Consejo de Nacional de Educación, definir criterios y orientaciones para realizar el diagnóstico de las NEE. Por lo anterior, en el Decreto N°170 se indica que, al momento de emitir un diagnóstico, debe realizarse previamente una evaluación de carácter integral e interdisciplinario, que incluya información desde distintas miradas, desde profesionales del ámbito educativo hasta profesionales de la salud y, por supuesto, la familia, con la finalidad de recopilar antecedentes relevantes del estudiante e identificar sus principales necesidades de apoyo.

“En concreto, los profesionales encargados de diagnosticar las NEE, varían dependiendo de las características de las necesidades detectadas en los estudiantes, pero principalmente son: profesores de Educación Diferencial, psicólogos, fonoaudiólogos y médicos, por ejemplo, oftalmólogos, otorrinolaringólogos, neurólogos y psiquiatras.

Entendiendo que el responsable del estudiante firmó un consentimiento para autorizar la evaluación, esa persona tiene derecho de conocer el diagnóstico en cuanto se tengan los resultados. Es importante que la información se entregue de forma clara y precisa, evitando tecnicismos que, en la mayoría de los casos, confunde a quien la recibe. Por sobre todas las cosas, es necesario que se indiquen los apoyos que requerirá el estudiante y cuál será el rol que deberán cumplir quienes le rodean, pues es de conocimiento público que la alianza entre la familia y la escuela genera múltiples beneficios, especialmente en este tipo de situaciones”, explica la educadora diferencial.

Propuestas educativas

De acuerdo a los avances en el ámbito de educación especial en nuestro país, la normativa ha evolucionado con la finalidad de velar por el cumplimiento de los derechos de los niños y niñas en materia educativa. Específicamente, con la implementación del Decreto N°83, se espera que el profesor planifique propuestas educativas que logren dar respuesta a la diversidad del alumnado que se encuentra al interior de su sala de clases, enfatizando en la diversidad inherente a la condición de seres humanos y no en la individualización de una NEE.

Por otro lado, se requiere de un trabajo colaborativo con los especialistas que pueden apoyar el aprendizaje del niño o niña. Trabajar de forma colaborativa favorecerá la obtención de mejores resultados en los estudiantes y proveerá al profesor de variados recursos y estrategias que enriquecerán sus prácticas pedagógicas, en beneficio de la diversidad del alumnado. En caso que los estudiantes cuenten con adecuaciones curriculares, estas deben realizarse en conjunto con el equipo profesional, y respetar los principios de igualdad de oportunidades, calidad educativa con equidad e inclusión educativa y valoración de la diversidad.

¿Qué prácticas deben rechazarse? “Desde mi perspectiva, evitar hacer una diferencia marcada entre estudiantes que presentan Necesidades Educativas Especiales y quienes no las presentan, pues uno de los principales objetivos del Decreto N°83, es lograr responder a las necesidades educativas de todos los estudiantes, sin distinción.

Otro aspecto que se debe tener en consideración, es prescindir de cualquier tipo de práctica que apunte a la segregación y atente con el cumplimiento de los principios de la inclusión educativa, es decir, que los estudiantes logren acceder a una educación de calidad, participar de los procesos educativos y aprender, al igual que sus pares”.

¿Se puede hablar de estrategias para las NEE? “Lo primero es mencionar que los establecimientos que cuentan con alumnos con desafíos diferentes al interior de sus aulas, debiesen contar con profesores especialistas para cuando los niños requieran trabajar o abordar algunas temáticas en forma individual o en grupo pequeño. También se debe tener un currículum apropiado y adaptado, con una planificación basada en las necesidades e intereses de los alumnos, más que en las exigencias del programa educativo. Por supuesto, se requiere adecuar el sistema de evaluación, tener recursos pedagógicos adicionales para compensar déficit o potenciar habilidades, realizar modificaciones arquitectónicas cuando se requiera y desarrollar el aprendizaje cooperativo, que permita aprender en compañía de sus pares”, dice Fabiola Fariña. Son medidas que van mucho más allá de proponer estrategias para cada uno de los casos de NEE, ya sean permanentes o transitorias. “Lo relevante es tener en consideración que existe una serie de fórmulas base para implementar apoyos específicos según cada necesidad”, afirma Cecilia Peñafiel. Entre estas, puntualiza:

  • Reconocer las potencialidades de los estudiantes : cada uno tiene habilidades que pueden servir de ancla para lograr el aprendizaje, de una forma que sea atractiva y significativa para ellos. Este aspecto puede ser trabajado, por ejemplo, considerando los postulados de la Teoría de las Inteligencias Múltiples.

  • Trabajo colaborativo : entendido como una estrategia efectiva para favorecer y conseguir aprendizajes de calidad en los estudiantes, mediante el trabajo integrado de profesionales que pueden aportar desde sus distintas áreas de experticia.

  • Trabajo con la familia : realizar un apoyo conjunto entre los especialistas y la familia del estudiante, o los adultos responsables de su cuidado, favorecerá que los aprendizajes se vean potenciados a tiempo completo, lo que posibilitará obtener resultados en menor tiempo y que estos sean más duraderos, como efecto del refuerzo constante.

  • Considerar los ritmos y estilos de aprendizaje de los estudiantes : se basa en respetar la individualidad de cada alumno y sus características en torno al aprendizaje. Cuando no se consideran estos aspectos, es posible cometer el error de plantear expectativas inadecuadas frente al proceso de los alumnos.

  • Utilizar estrategias diversificadas para planificar la respuesta educativa : este aspecto considera que las estrategias favorecerán el aprendizaje de todos los estudiantes. Para ello, un excelente recurso es trabajar bajo el esquema del Diseño Universal de Aprendizaje (DUA), el cual se basa en los siguientes principios:

  • Proporcionar múltiples medios de presentación y representación.

  • Entregar múltiples medios de ejecución y expresión

  • Ceder múltiples medios de participación y compromiso.

  • Tener un clima escolar y de aula adecuado : debe estar caracterizado por una atmósfera de confianza, respeto, valoración y reconocimiento. Este escenario, será un garante del respeto por la diversidad, lo que potenciará la eliminación de barreras al aprendizaje y la participación.

  • Potenciar la inteligencia emocional : trabajar las emociones es un beneficio que se extrapola a distintas áreas de la vida y no solo al aprendizaje. Las investigaciones en esta temática indican que una adecuada inteligencia emocional, entre muchas otras cosas, favorece el rendimiento académico y también la autoestima.

Todas estas claves permiten que un alumno con una desventaja o dificultad para el aprendizaje, respecto del resto de sus pares, pueda ir progresando. El efecto es todavía mayor si se reconocen los logros obtenidos, por mínimos que a nosotros nos parezcan, porque para los estudiantes esos avances son fruto de un gran esfuerzo, que merece ser reconocido. A su vez, se convierte en una fuente de motivación y favorable disposición al aprendizaje.

Paula Reyes Naranjo Periodista