¿Por qué cultivar la escritura a mano?

Publicado el 10 de octubre de 2017

Escribir con lápiz favorece el desarrollo del cerebro, tanto que se suele comparar con los beneficios que tiene la actividad física para el organismo. Se trata, asimismo, de un importante instrumento para crecer en habilidades cognitivas y sociales. Cómo ayudar a los niños en el proceso de aprender a escribir a mano y cómo incentivarlos a practicar, es parte de las tareas de todo educador.

Escribir, algo que forma parte de nuestro día a día, se considera una de las actividades psicomotrices más complejas a las que puede estar sometido el ser humano. Cuando se desarrolla, la capacidad de atención se vuelca al proceso, opera sobre todo aquella de tipo selectiva, al tiempo que se usan todas las zonas del cerebro. Entonces, “se considera la gimnasia cerebral más potente para un ser humano, una actividad que mantiene a tono este órgano, por lo tanto, no escribir sería como no tonificar la musculatura”, explica Evelyn Aguilera, psicóloga, calígrafa y grafóloga forense, Bachiller en Comunicación y Máster en Documentoscopía de la Universitat de Barcelona, creadora del Sistema Neuroescritural y directora académica del Instituto de Técnicas Neuroescriturales (INGPEC).

Angela Pugin, neuróloga infantil de Clínica Indisa complementa lo que expone Aguilera, graficando el proceso como un encendido casi completo del sistema nervioso. El cerebro, puntualmente, se “prende”: se necesita el cerebelo para coordinar que las letras sean las que tienen que ser y en el tamaño adecuado, se activa la zona de la corteza motora frontal (para poder realizar el trazado de la escritura), la occipital –que es la que se ocupa de visualización de la imagen necesaria al momento de evocar un relato, también en un dictado–, la prefontal –encargada de activarse cada vez que uno piensa qué es lo que va escribir– y la corteza temporal, donde están las emociones, pues escribir una palabra suele relacionarse con un recuerdo o una sensación.

Aprender escribiendo

“Lo que más se trabaja cuando escribimos a mano, respecto de habilidades cognitivas, es la capacidad de atención, selectiva y visual en particular. También se potencia el control inhibitorio en los niños. Cuando hago intervenciones psicoeducativas en colegios, aplico transversalmente esto, porque permite trabajar con estudiantes que tienen algún trastorno. Por ejemplo, aquellos con déficit atencional obtienen muy buenos resultados”, dice Evelyn Aguilera, quien agrega un punto a destacar y que se ha podido demostrar científicamente: cuando se ejecuta la escritura, se culmina un proceso de aprendizaje. “Se materializa la acción, no solo se escucha, también se escribe, y el aprendizaje se hace más significativo. Se ha comprobado que quienes toman apuntes en clases retienen más información que aquellos que solo escuchan. Ocurre porque se va entendiendo lo que vamos escribiendo, y cada vez que se escribe se repiten los conceptos, no quedan solo a nivel de memoria teórica, sino que también a nivel de memoria corporal. Hay muchos que recuerdan procesos por cómo lo ejecutaron, en qué lugar del cuaderno lo registraron, etc. Se evocan otros contenidos que refuerzan el proceso de memorización”, dice la profesional.

Otro ejemplo se obtiene con la investigación de Daniel Oppenheimer, profesor de psicología en UCLA Anderson School of Management, de Los Ángeles, quien quiso saber cómo se absorbe la información con técnicas modernas en comparación con las convencionales. El académico dividió un grupo de estudiantes en dos; uno tuvo que tomar notas de conferencia a mano, el otro tipeó en un computador. Luego se les preguntó sobre el contenido y el grupo de escritura a mano tuvo mucho mejor resultado. ¿La explicación? Como los que tomaban notas escritas no podían escribir todas las palabras, almacenaban más material didáctico en sus cerebros y también distinguían entre los elementos importantes y los menos importantes, resumiéndolos en sus apuntes. Como conclusión, se postuló que escribir a mano es más difícil, pero más eficiente, pues ayuda a conservar más información.

Karla Anavalón, profesora de Educación Básica y directora editorial de Caligrafix comenta, a su vez, que “aprender a escribir a mano es un proceso más complejo que pulsar las letras en el teclado y exige un esfuerzo mental mayor. Por lo tanto, es correcto decir que escribir a mano trae beneficios en el aprendizaje de los niños, ya que los movimientos que se realizan dejan una huella motora facilitadora del reconocimiento de las letras, estableciendo un vínculo entre el proceso de aprender a escribir a mano y el de aprender a leer”.

A través de las actividades grafomotrices, la educadora comenta que se desarrollan habilidades como:

  • Agilizar la psicomotricidad fina.
  • Afianzar la percepción y discriminación visual.
  • Organización espacio-temporal.
  • Correcta presión del lápiz y dominio de la mano.
  • Interiorizar la correcta direccionalidad del trazo (izquierda a derecha, de arriba abajo).
  • Fijar y centrar la atención y la concentración.
  • Favorecer el conocimiento o reconocimiento de las distintas grafías y palabras.
  • Reconocer la correcta escritura de las palabras (ortografía).
  • Mejorar el nivel lector (rapidez y comprensión).
  • Mejorar la correlación entre habla y escritura.
  • Estimular la creatividad y la capacidad expresiva al escribir.

Habilidades blandas

Cuando se escribe a mano afloran aspectos relativos al orden, la limpieza, el cuidado y la minuciosidad, y también conductas vinculadas con la expresión de ideas y sentimientos. “Escribir brinda la oportunidad de poder acceder a nuestro innato potencial creativo, así como a descubrir nuestras emociones y pautas de pensamiento más inconscientes, lo que favorece a un desarrollo no tan solo cognitivo, sino también de autoconocimiento”, dice Karla Anavalón.

Evelyn Aguilera concuerda en la relación que existe entre escribir y habilidades blandas. La especialista ha desarrollado un método denominado Escritura Inteligente, el que potencia –a través de reeducación gráfica– cuatro pilares fundamentales de la conducta: autorregulación, autodisciplina, voluntad y perseverancia. Son la base para el desarrollo de otras habilidades, asegura. Por ejemplo, un niño que tiene autocontrol, inevitablemente, se inserta en la sociedad de una manera más asertiva. Quien tiene autodisciplina, es capaz de mantener hábitos que confieren orden a su existencia y al trabajo con otros. La voluntad y perseverancia nos convierte en sujetos más predecibles y confiables, porque nos podemos mantener estables en una actividad.

La práctica de la escritura, al ser una actividad que requiere concentración y minuciosidad, promueve especialmente el desarrollo de la paciencia y la perseverancia. Igualmente, permite trabajar la tolerancia a la frustración, pues requiere dedicación y esfuerzo. Muchas veces, es fácil desmotivarse y presentar sentimientos de enojo y frustración ante la imposibilidad de lograr o conseguir que la letra o el escrito quede como esperaba. Sin embargo, como es un proceso paulatino y progresivo, el niño puede ir visualizando sus avances paso a paso y sentirse capaz de lograr el objetivo.

Cómo favorecer la escritura a mano

Si no se fortalece, se pierden instancias para desarrollar habilidades motoras y cognitivas importantes que son mejores de adquirir siendo niños y que favorecerán a corto y a largo plazo, comenzando por algo tan cotidiano como tomar apuntes. Algunas sugerencias para potenciar esta actividad, según la neuróloga Angela Pugin son:

- Considerar las diferencias : hay algunos alumnos que tienen más habilidades motrices que otros, y eso muchas veces tiene que ver con el grado de desarrollo alcanzado por su cerebro. Entonces, aparecen niños con menos habilidades para la coordinación de la escritura, lentos o desordenados para escribir, trastornos que después de un tiempo desaparecen. Ellos necesitan más tiempo y no correspondería calificarlos con nota por caligrafía o por los cuadernos. Es mejor evaluar su progreso.

- La escritura libre : es buena para ejercitar la mente, promover que se organice para recordar o crear. Tienen que ver los aspectos de habilidades motoras y también creativos y emocionales. No hay escritos buenos ni malos, escribir ya es bueno. Algunos niños sienten mucha timidez frente a sus textos, pero hay que incentivarlos e invitarlos a combinarlos con dibujos u otros elementos.

Si bien es importante que las actividades de escritura sean contextualizadas y que surjan a partir de una necesidad o de una situación real y significativa para el niño o niña, también es necesario otro tipo de ejercicios, aquellos que ayudan a la mecanización de la escritura, ya que adquiriendo las destrezas motrices, les será más sencillo enfocar posteriormente los esfuerzos en el contenido y en lo expresivo, más que en la forma o proporción de las letras.

Para lo anterior, Karla Anavalón sugiere repetir la escritura de la letra o palabra, pues con ello, la acción se va perfeccionando y se vuelve automática.

Otras metodologías a utilizar dependerán del nivel educativo en el que estén los niños:

  • En los primeros años, se tiende a centrar más en la habilidad motriz de la escritura junto con el desarrollo de la lectura.
  • En etapas posteriores, el centro es la función expresiva y comunicativa.
  • Como complemento, es necesario realizar actividades previas a la escritura, sobre todo en cursos pequeños. Estas labores deben tener un carácter lúdico, donde se explore la escritura utilizando la motricidad gruesa y la fina, trabajando con varios soportes, y paulatinamente pasar al papel y lápiz.

Algunas ideas para desarrollar la escritura puntualmente en niños preescolares :

  • Formar figuras utilizando los dedos libremente.
  • Emplear soportes diferentes, como bandejas de arena o sémola para trazar con el dedo diversas figuras o letras.
  • Para el dibujo de letras en papel, utilizar primero soportes grandes, de manera que se pueda ir disminuyendo el tamaño paulatinamente, pero nunca llegar a tamaños muy pequeños, si el niño aún no presenta las habilidades motrices que le permitan realizar aquello.

Recomendaciones para desarrollar la escritura en niños escolares:

  • Generar la necesidad de escribir, ya sea para expresar una idea, un sentimiento, para comunicar o para registrar información. Al realizarlas a mano, estarán dándole un sello personal, además de hacer más consciente el uso de los signos de puntuación y ortografía.
  • Entregar variedad de soportes, ya sean papel pautado, cuadernos u hojas con líneas, entre otros. El propósito es que logren trabajar la escritura manuscrita de manera sistemática, con el fin de automatizar el trazado de la escritura.
  • El papel pautado es muy aconsejable mientras no se haya alcanzado un dominio escritural. Permite lograr una correcta proporción entre las tres zonas de la letra: media, superior (las mayúsculas y las prolongaciones hacia arriba de la t, l, f, b o d) e inferior (en letras como q, p, f o g ), y también facilita que el niño distribuya mejor el espacio interlineal y, más importante, el espacio entre letras y, sobre todo, entre palabras.

Pautas para profesores y padres:

  • Enseñar a sujetar bien el lápiz: el primer paso para que la escritura sea legible pasa por esto. La forma correcta es tomarlo entre el dedo índice y el pulgar, apoyado en el dedo corazón. Es importante elegir un lápiz adecuado para escribir, en este sentido los que tienen forma hexagonal o triangular son los más recomendables ya que tienen más agarre y son los más estables, siendo ideales para prevenir resbalamiento y aliviar la tensión de los dedos.

  • Sentarse de forma adecuada: la posición que adquiere el niño al escribir es determinante. Debe sentarse en una silla con respaldo donde pueda apoyar la espalda, situarse frente a la mesa con los brazos en ella y colocar el cuaderno o papel delante de la mano con la que escribe, levemente girado a la izquierda si es diestro, o a la derecha si es zurdo.

  • No atosigar: se debe dedicar a la actividad de escritura el tiempo justo. Al ser una actividad que requiere minuciosidad, no es aconsejable que se haga por períodos largos y se sugiere considerar siempre la edad del niño y el tiempo real de concentración que tiene. Se pueden contemplar períodos de descanso si el texto es extenso y si alumno presenta cansancio en la mano o malestar en la muñeca.

  • Adecuación: es necesario considerar también las características propias de cada niño y adaptar las actividades de escritura a sus capacidades, ya sea en la cantidad de palabras o extensión del texto. Contar con guías, otorgando letras con líneas segmentadas para repasar el trazado de estas, marcando puntos de inicio de cada una o proporcionando un modelo de letra o palabra como referencia.

  • Evaluar: esto es importante para identificar si el estudiante presenta algún inconveniente mayor al escribir. Una de las situaciones más comunes es la disgrafía, condición que genera dificultad con la expresión escrita. También existe la dispraxia o alteración psicomotriz y dislexia o trastorno del aprendizaje de la lectoescritura. Como pueden existir varios factores involucrados, es imprescindible determinar la causa de estas alteraciones y así poder apoyar este desarrollo de la mejor manera.

  • Impulsar la creatividad: en las actividades de escritura autónoma, es importante que los niños expresen sus ideas con libertad y que dejen fluir su creatividad en el escrito. No es necesario darle importancia a aspectos sintácticos y ortográficos en instancias de escritura creativa, ya habrá otros momentos para reforzar y evaluar estos puntos

La letra ligada

La escritura, como se ha visto, requiere destrezas en la ejecución de trazos y coordinación de mano y dedos. Esto se aprecia especialmente en la letra ligada. Por eso, para concluir, cabe mencionar algunos aspectos de este tipo de escritura. Karla Anavalón destaca:

  • Mejor retención en la memoria, pues presenta una acción motora contínua.
  • Una vez aprendida la letra ligada, es maś fácil aprender la imprenta, factor que no se da al aprender primero la escritura imprenta y después la ligada.
  • Quienes utilizan letra ligada tienden a escribir con mayor fluidez y sin interrupción de sus pensamientos. La letra imprenta detiene más el flujo de ideas, ya que no se produce continuidad al tener que levantar el lápiz al escribir letra por letra.
  • Favorece el desarrollo de la coordinación óculo-manual y de la motricidad fina.
  • Ayuda a la concentración y al desarrollo motor.
  • Es eficaz a la hora de reducir los efectos de la dislexia, en el proceso de la decodificación del lenguaje.
  • Ayuda a mantener los espacios correspondientes entre letras y palabras, y evitar así escritura en carro (juntar toda las letras en una oración), algo especialmente relevante en los primeros años escolares.

Como se ha podido ver, son varias y diversas las consecuencias del trabajo de escritura a mano, un tema de grandes alcances, que vale la pena investigar y trabajar aún más. Labor de todo educador, entonces, es promover su práctica, incentivando con eso la concentración y desarrollo de la paciencia, perseverancia, tolerancia a la frustración y esfuerzo de sus alumnos.

Paula Reyes Naranjo Periodista