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Regalar con sentido

Cuando se acerca la Navidad, resulta inevitable comenzar a hablar de regalos. Junto con eso, también se hace presente el estrés y la ansiedad por cumplir expectativas a través de los obsequios. En ese panorama, merece la pena plantearse otra perspectiva respecto del “regalar” y el rol de aquello que entregamos.

Según cifras del año 2015, los chilenos planifican gastar alrededor de 200 mil pesos en obsequios para Navidad. Es la cifra más alta de Latinoamérica, según un sondeo de Groupon, portal de e-Commerce, que se encargó de consultar a más de 19 mil personas de 16 países del mundo. El estudio determinó, además, que regalamos a un promedio de 12 personas; en tanto, los colombianos a diez, los argentinos y mexicanos a nueve y los brasileños a ocho. Estos números resumen, de alguna manera, el estrés que muchas veces se vive en estas fechas.

El en el caso de los padres, este estrés puede explicarse, entre otros factores, porque se anticipan a gastos que, muchas veces, no corresponden con la propia realidad económica o presupuestaria, haciendo inalcanzable la ‘lista para el Viejito Pascuero’. Así lo comenta el sicólogo Pablo Rodríguez, director del Área de Salud Mental en ONG Diálogos. El profesional agrega que también influye la organización para ir a comprar regalos, dado el poco tiempo disponible a causa del trabajo. Y no hay que olvidar otros acontecimientos, ajenos a nuestra voluntad, asuntos que muchas veces impiden que logremos dar a quienes amamos lo que pensamos que tanto merecen.

¿Qué es un buen regalo?

A lo anterior se suma otro punto: parece ser que atrás quedaron los juguetes de madera, las muñecas de trapo, las tarjetas de Navidad. Lo que muchos niños y jóvenes quieren hoy es el último iPhone, la ropa de la marca de moda, el televisor de última generación, etc. “Realmente, no hay nada de malo en querer regalar lo último en tecnología”, afirma Rodríguez. Tampoco algo caro, pero lo importante es hacer el ejercicio de conocer las cualidades que debe tener un regalo. Según el sicólogo estas son algunas claves:

  • Mérito: un regalo puede ser un objeto altamente deseado, pero que se considera, a la vez, como un premio, como un objeto alcanzable por la vía del mérito, del logro de objetivos claros y posibles de cumplir.
  • Valores: los objetivos mencionados, a su vez, deben asociarse a valores que sobrevivan al mero consumo y disfrute efímero de cosas, valores que puedan ser explicados, aprendidos, y transmitidos. Y en esto hay que entender el mérito como lo que ‘hace merecer’, una experiencia enriquecedora para el desarrollo de los niños.
  • No sucumbir al consumismo: es una clave interesante y, básicamente, se trata de no transmitir valores, expectativas ni ilusiones falsas, sucumbiendo por completo al consumismo. Procurar que se entienda que el esfuerzo debe ser compartido, en la medida y acorde a la etapa del desarrollo, capacidades y posibilidades de cada integrante de la familia.
  • Tomarse el tiempo: al elegir un regalo, es importante evaluar las necesidades prioritarias del niño.

Karla Anavalón, profesora de enseñanza básica y directora editorial de Caligrafix, comenta, a su vez, que un regalo es una señal de afecto empleada en diversos momentos del año para celebrar una ocasión o momento especial. “A medida que los niños van creciendo, van comprendiendo que la acción de regalar un objeto demuestra cariño y preocupación por el otro, cuando la familia logra transmitirles lo que significa dar y recibir (…) Es importante también enseñar o recordar a los niños que los regalos se reciben y también se dan”, dice la educadora.

Cuando se trata de regalos, es necesario, además, tener algunos cuidados, porque –explica la directora editorial de Caligrafix–, muchas veces, el obsequio pierde su sentido de demostración de afecto, transformándose solo en una situación de querer obtener todos los juguetes posibles, sin importar mucho quién lo regaló o lo que quiso demostrar esa persona al entregar ese objeto. Entonces, aparecen las largas listas de regalos que los niños quieren recibir y, en algunas ocasiones, los propios padres contribuyen a esta situación por tratar de hacer sentir felices a sus hijos”.

La profesora complementa con algunas claves que vale la pena recordar:

  • La percepción que tengan los niños hacia los regalos va a depender de cómo los padres ven estos presentes. Si estos son consumistas, los niños desarrollarán la misma característica y verán los obsequios como una obligación, sin valorar el esfuerzo por adquirirlos, perdiendo la ilusión y la emoción que significa recibir un presente.
  • Los niños, en general, ven los regalos como una manifestación de amor. Cuando ellos elaboran un regalo en el colegio por ejemplo, lo hacen con mucho cariño, pensando en la persona que lo va a recibir, y viven la emoción de hacerlo y también la del momento en que lo van a entregar.
  • Hay niños que suelen pensar que los padres no los quieren, porque no les compran el juego o el objeto que desean, y esto puede ser una señal de lo necesario que es que los padres expresen sus afectos más a menudo con recursos distintos a lo material. Es muy importante, entonces, explicar a los niños que los regalos son una manifestación de cariño hacia alguien, pero que no es la única manera de demostrar ese sentimiento.

Regalar en Navidad

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En esta época se enfatiza el valor de ciertos aspectos de nuestra cultura y el foco está en festejar a los niños, en todo lo que ellos significan y aportan al fortalecimiento de los lazos familiares, eso, en cuanto la tradición enseña que es la familia el primer grupo social que los protege del mundo, a la vez que permite el acceso a este, y es en su seno donde los niños y jóvenes reciben nuestra herencia cultural. “Por lo tanto, el valor de los presentes o regalos trasciende su materialidad o costo monetario, va más allá del estatus social y de cualquier moda. Regalar es dar, y lo que se espera a cambio debe encontrar coherencia con el desarrollo saludable, tanto en lo psicológico, físico y espiritual, de todos y cada uno de los miembros de la familia”, dice Pablo Rodríguez.

Más claves del sicólogo son:

  • Decir no. Si no se puede cumplir con la ‘lista de regalos’, ya sea por temas económicos o de cualquier otra índole, es importante tener en cuenta, en primer lugar, que la mejor decisión es decir que no. No sucumbir ante los impulsos provocados por la presión social o del mercado. El regalar en estas fechas puede ser un verdadero disfrute, si se hace acorde a las posibilidades reales.

  • Aprendizaje. Independientemente de su carácter religioso, las fiestas navideñas son un evento social en el que se generan aperturas de la realidad afectiva, social, y sicológica de las familias, por lo que son también instancias de aprendizaje y fortalecimiento de los vínculos, valores, conductas, etc. Un regalo puede ser también, en este sentido, un premio o un beneficio asociado a un mérito, al logro de uno o varios objetivos durante el transcurso del año. Sin embargo, estos objetivos deben tener sentido, en primer lugar, para el niño, pero también para toda la familia, a la vez que sean alcanzables y adecuados a la etapa del desarrollo de los miembros del hogar.

  • Tolerar frustración. Los niños pueden hacer berrinches o pataletas si no se les da lo que quieren, pero eso no dura para siempre y no necesariamente genera ‘daños graves en su desarrollo a largo plazo’. Ellos aprenden a tolerar la frustración y a controlar sus impulsos en la medida que los padres logran poner límites sanamente, y eso pasa también por saber controlar el acceso a las cosas materiales, ya que ello repercute en cómo ellos construyen su mundo interno y se relacionan luego con el mundo externo, con la realidad.

  • Expectativas aterrizadas. Para ello, no deben hacerse ofrecimientos o promesas respecto de lo que no se podrá cumplir, no importa la razón que haya detrás. Los niños operan mediante procesos cognitivos o mentales más concretos, por lo que no logran comprender adecuadamente razonamientos muy abstractos y es más fácil que, gracias a la fantasía, creen expectativas alejadas de la realidad.

De mucha ayuda en época navideña resulta la estrategia de los cuatro regalos. ¿De qué trata esto? Lo explica Karla Anavalón: “aunque la tendencia consumista sigue en aumento, son cada vez más los especialistas que señalan que hacer muchos regalos puede resultar contraproducente. Demasiados obsequios pueden dar pie a una sobreestimulación, haciendo que el niño no los disfrute e, incluso, que ni siquiera les preste atención”. Si queremos que los niños sean capaces de jugar de verdad con un juguete, de ilusionarse y de dar versatilidad e identidad a sus pertenencias, resulta mejor tener claro que un buen regalo no es necesariamente caro, lo importante es que sea acorde a los gustos, edad, personalidad y necesidades de quien lo recibe. Así lo afirma la educadora, quien comparte la sencilla estrategia conocida como regla de los cuatro regalos, cuyos principios son escoger, en total:

  • Un regalo que sirva para llevar, ya se trate de prendas de vestir, zapatos u otros accesorios.
  • Un artículo vinculado a la lectura.
  • Un obsequio que realmente desea el niño para satisfacer sus necesidades emocionales.
  • Un objeto de cualquier índole que realmente necesite.

Opciones para regalar

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Hay varios tipos de obsequios que pueden ser buenas opciones, todo depende de la edad del niño, de sus intereses y de lo que consideremos que necesita. Lo importante, como se ha dicho, es que el regalo sea según sus intereses, pero también que plantee un desafío. “Si la dificultad es muy baja, lo más probable es que le aburra muy rápido, lo mismo ocurriría si la dificultad es muy alta. Por esta razón, es recomendable tomar en cuenta la edad sugerida que trae el producto”, recomienda Karla Anavalón. Más indicadores que entrega la educadora son:

  • En el mercado existe una gran variedad de artículos como juguetes, libros, materiales para manualidades, etc. los cuales los acercan a la lectura, desarrollan la imaginación, las habilidades cognitivas y motoras, entre otras.
  • Los niños pequeños se divierten con cosas sencillas, por lo tanto, mientras más sencillos sean los juguetes, más variedades de uso les pueden dar, desarrollando así la imaginación y la creación de juegos simbólicos.
  • Es importante que el regalo pueda ser manipulado al antojo del niño sin que un adulto esté controlando que se rompa, que se ensucie o que se dañe. Hay padres que prefieren guardar los regalos en sus empaques y restringir su uso para que no se deterioren, lo que claramente no le da libertad al niño de utilizarlos cuando lo desee.

Algunos ejemplos:

Regalos para el desarrollo de la afectividad y sociabilidad: el desarrollo social se refiere a la capacidad del niño de interactuar con otros. Los juguetes que apoyan esto, por lo general, estimulan a compartir, cooperar y respetar turnos. Además, generan la posibilidad de realizar un juego simbólico, lo que estimula su creatividad y la comprensión de su entorno social. Estos juegos podrían ser:

  • Juegos de construcción
  • Juegos de mesa
  • Muñecas y peluches
  • Títeres y marionetas
  • Disfraces

Regalos para el desarrollo cognitivo y del lenguaje: esto es, la progresión de habilidades de aprendizaje. Los juguetes que promueven el desarrollo cognitivo estimulan la atención, el pensamiento creativo, la memoria y la habilidad para resolver problemas:

  • Lotería alfabética o numérica
  • Dominós y juegos de mesa
  • Mazo de cartas
  • Juguetes de construcción
  • Juguetes electrónicos
  • Rompecabezas
  • Libros en general
  • Música

çRegalos para el desarrollo físico: es decir, la progresión de las habilidades de movimiento y coordinación. Los juguetes que promueven el desarrollo físico otorgan a los niños la posibilidad de trabajar sus destrezas motoras finas y gruesas, permiten fortalecer sus brazos y piernas, y desarrollar el equilibrio y la coordinación. En este caso hay dos ámbitos:

Los de desarrollan la psicomotricidad fina:

  • Materiales artísticos
  • Cuadernos de actividades
  • Juguetes para aprender a vestirse
  • Juguetes de agua y arena
  • Materiales de construcción
  • Rompecabezas simples

Los que desarrollan y estimulan la psicomotricidad gruesa del niño:

  • Triciclo, bicicleta, patines, skate
  • Pelotas
  • Columpios y toboganes
  • Cuerdas

Regalos para el desarrollo de la creatividad e imaginación: “La creatividad es muy importante para el desarrollo de la autoestima en los niños, es una forma de expresarse, desarrollar el pensamiento abstracto, de sentirse libres y de mostrarnos su personalidad. Cuanto más simples sean los materiales o juguetes, más tiempo les dedica el niño, porque le permiten ser imaginativo y creador de su juego”, dice Karla Anavalón. Por lo tanto, en este caso se trata de todos aquellos elementos que ayuden al niño a inventar, imaginar y crear situaciones y objetos propios, como por ejemplo:

  • Juguetes para arrastrar y empujar

  • Juguetes que imitan objetos de la vida cotidiana

  • Figuritas de animales, personas, accesorios de casa, autos, etc.

  • Juguetes de transporte

  • Juegos de rol

  • Juguetes para hacer experimentos

  • Materiales para manualidades como pinturas, plasticina, papeles, etc.

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Por último, Karla Anavalón comenta que es recomendable que los mismos padres confeccionen un regalo a sus hijos, tal como los obsequios que ellos crean para el Día de la Mamá o del Papá en el colegio. “Es una buena forma de demostrar amor y es algo que tiene mucho más significado afectivo, lo que permite que el pequeño vea los obsequios como demostración de cariño y no como algo netamente material”. Las experiencias van en el mismo sentido y se trata, por ejemplo, de un paseo al zoológico, al cine, a un museo, un picnic, etc. “Los niños siempre recuerdan estas acciones, que permiten fortalecer lazos con la familia y compartir momentos felices. Por otra parte, ellos aprenden cosas nuevas e interesantes en salidas de este tipo, lo que además de ser significativas para la familia, también resultan educativas”, dice la educadora.

Paula Reyes Naranjo Periodista