Aún queda verano y tiempo de vacaciones, pero se acerca el 1 de marzo, la fecha oficial en que comienza el año escolar 2017. Es tiempo también de comenzar a retomar hábitos, pero ¿cómo hacerlo de la mejor forma y sin restar tiempo de vacaciones a los niños? Es necesaria la pregunta, entre otros factores, por la posibilidad de que surja estrés post vacacional. La Organización Mundial de la Salud (OMS) no lo reconoce como una enfermedad, pero sí como un fenómeno psicoemocional que surge como reacción al regreso a la rutina. En los niños, el trastorno puede crear cansancio, cambios de humor y problemas estomacales, entre otros efectos.
Dependiendo del grado en que se abandonaron o flexibilizaron las rutinas de la época escolar, la reincorporación de estas puede tomar mayor o menor tiempo, dicen los especialistas. “Lo recomendable es que alrededor de una semana antes del ingreso al colegio, ya se comiencen a acomodar los horarios. Por ejemplo, el de acostarse y levantarse más temprano, como también los de comida. Lo ideal es que sean lo más parecido posible a los de los meses de estudio”, dice Claudia Chamorro, editora de Caligrafix y psicopedagoga. La profesional comenta que esta semana de ‘acomodamiento’ puede reducirse a tres o cuatro días, si es que las rutinas se han mantenido más o menos estables, pero en el caso de que se hayan desajustado de forma significativa, es mejor comenzar varios días antes y de forma progresiva. Agrega que no solo los niños, sino toda la familia debe retomar las rutinas de forma gradual y hacer esas actividades en conjunto: “No intentemos extender las vacaciones hasta el último momento, olvidando cualquier responsabilidad, porque eso nos llevará a una vuelta a clases o al trabajo algo traumática o muy agotadora. Lo ideal –como ya se dijo– es comenzar días antes a retomar los horarios. Por ejemplo, cada día acostarse algunos minutos más temprano hasta recuperar el horario que corresponde y ajustar las horas de comida de acuerdo a cómo será al regresar al colegio. Si es que aún no se han hecho las compras escolares, se sugiere organizarlas de forma parcelada, es decir, un día preocuparse del uniforme, otro día de los útiles, para así no estresarnos intentando tener todo listo en un solo día. Para un buen retorno a clases, es necesario hacer estas cosas con tiempo y calma, evitando transmitir a los niños el agobio de las compras. De esta forma es más fácil hacer partícipe a los niños de este proceso, marcando sus útiles escolares, forrando sus libros, preparando su estuche y otras actividades como dejar su uniforme listo, arreglar su mochila y organizar sus cuadernos, lo cual es importante para ir desarrollando la autonomía, responsabilidad y el compromiso”.
Francisca Yousef, psicóloga clínica de la Universidad del Desarrollo, comenta –a su vez– que equilibrar el descanso y preparar emocionalmente a los niños y niñas para el nuevo año escolar puede incluir las siguientes actividades y hábitos puntuales:
- Un horario para irse a dormir y para despertar.
- Establecer ciertas rutinas dentro de la casa. Por ejemplo, realizar quehaceres del hogar y posterior a esto jugar o salir.
- Comprar los útiles escolares y uniformes en conjunto con los niños o niñas, pero transformando esta experiencia en algo entretenido.
- Incentivar el interés en el retorno a clases. Por ejemplo, con ciertos aspectos de la escuela: volver a ver a sus compañeros y compañeras, aprender materias interesantes, etc.
- Incorporar una rutina familiar entretenida. Por ejemplo, ‘noche de películas’. Ideal que esta actividad pueda mantenerse el fin de semana una vez iniciado el año escolar, así no solo se amplía una porción del período de vacaciones a la vida cotidiana y escolar, sino que también se mantiene un medio para fortalecer el vínculo familiar.
Con estas fórmulas –dice la sicóloga– los niños tienen la oportunidad de reencontrarse con ciertos aspectos de la vida escolar, lo que debiese ayudar con la transición desde las vacaciones. “De todas formas, es importante que disfruten lo que resta de su tiempo libre, ya que mientras más descansados y felices estén, llegarán con más energía a este nuevo período. No hay que enfocarse solo en la reincorporación a clases, sino también mantener el equilibrio –entre disfrutar y prepararse– sin aumentar niveles de ansiedad. En otras palabras, no debemos asustar a los niños con la llegada del nuevo año escolar, pero tampoco pasarlo por alto”, explica.
Francisca Yousef añade que siempre es importante tomar en cuenta que todos los niños piensan, sienten y reaccionan diferente: “Por lo mismo, la respuesta a cuándo se puede comenzar a trabajar la reincorporación a la escuela, variará de uno a uno. Hay chicos que se adaptan fácilmente a los cambios y, en ese caso, se puede comenzar a trabajar este proceso un par de semanas antes de entrar al colegio. En el caso de aquellos niños que, en general, tienen dificultad para adaptarse, es mejor empezar antes, tres semanas aproximadamente”.
Actitud positiva
¿Cómo los padres pueden transmitir una disposición positiva hacia el período escolar? La actitud de los adultos siempre influye en la que puedan tener los niños ante cualquier situación, recalca Claudia Chamorro. En este caso, por lo tanto, sugiere eliminar los comentarios y gestos negativos acerca del fin de las vacaciones o el retorno al colegio, no referirnos a las actividades escolares centrándonos exclusivamente en las obligaciones y sacrificios: “Los adultos pueden infundir seguridad y tranquilidad, además de transmitirles una actitud positiva y recordarles los beneficios de ir al colegio, lo lindo que es aprender, compartir y vivir nuevas experiencias. También es importante escucharlos y saber cómo se sienten respecto del retorno a clases. Hablar sobre sus expectativas y preocupaciones, validando sus emociones e insistiendo en sus capacidades para afrontar el nuevo período”.
Entusiasmar
Los primero es la postura optimista de la familia completa. Se trata de intentar que el ambiente se contagie de entusiasmo, ya que los niños percibirán y actuarán de la misma forma. “Algunas de las cosas que podemos hacer para encantarlos, es mostrar orgullo por lo grande que está y por el curso al cual entra este año, recordarles que sus amigos siguen en el colegio y que podrán jugar y pasar buenos momentos, que podrá retomar sus talleres deportivos o artísticos favoritos, que podrá disfrutar de la salida pedagógica de este año, etc.
También es importante plantearles ideas para realizar después de clases, hacer planes para la tarde o para el fin de semana, entusiasmarlos con alguna actividad física que los relaje y ayude a descansar mejor, además de darles tiempo de ocio luego del colegio para que vayan ajustándose poco a poco a la rutina”, dice la psicopedagoga.
Atentos a los intereses de los hijos
Francisca Yousef comenta que el cómo entusiasmar a los niños y niñas para la nueva etapa se encuentra en directa relación con conocer bien a los hijos. “Si es así, sabrán sus gustos, sus metas, qué aspectos de la vida les parecen desafiantes, cuáles no, etc. Con esto se podrá crear una estrategia lo suficientemente buena como para entusiasmarlos con la escuela.
Lamentablemente, la educación actual no toma esto en consideración, ya que tiende a generalizar y tratar a los alumnos como si fuesen iguales. Pero son los padres quienes pueden marcar la diferencia. Los niños y niñas deben comprender para qué les será útil lo que están aprendiendo. Solo así encontrarán el sentido y la motivación por el estudio. Si combinamos esto, con los gustos particulares de cada niño/a, tendremos el ‘combo perfecto’. Supongamos que un niño desea ser futbolista, pero ‘odia’ la asignatura de inglés. Si los padres tienen esta información, será más que suficiente. Podrán explicarle, por ejemplo, que si logra ser futbolista, podría jugar en equipo internacional y, por lo mismo, tendrá que saber inglés para comunicarse con sus compañeros. Así, aunque sea difícil para el niño/a, su perspectiva podría cambiar en torno a la asignatura, transformándose en un desafío más que en una pesadilla”, concluye la profesional.
Calmar ansiedades
Uno de los aspectos más importantes es que los padres intenten dejar de lado o calmen las propias ansiedades y temores que trae en algunas ocasiones el inicio del año escolar. “Hay que recordar que la entrada al colegio es algo natural y hay que tratarlo como tal. Si los padres se encuentran relajados y no se estresan con el tema, transmitirán automáticamente una actitud positiva a su hijos. Por lo mismo, es relevante que puedan visualizar los cambios positivos que conlleva el nuevo año escolar, tanto para ellos como para sus hijos, y a la vez puedan prepararse con anticipación, al igual que los niños, a la llegada de este período. No son solo ellos quienes deben reajustar horarios y rutinas, sino también los padres; estos son el primer ejemplo y modelo que reciben los niños acerca de cómo tomarse la llegada del año escolar”, afirma Francisca Yousef.
Paula Reyes Naranjo Periodista