

Regresar de vacaciones al menos una semana antes de la entrada al colegio, permite prepararnos con tranquilidad y de forma paulatina para el comienzo del nuevo año escolar y laboral. Es la fórmula para comenzar, poco a poco, a retomar los hábitos, los horarios, las comidas y las actividades propias de este período. Eso sí, hay que hacerlo intentando mantener también algunos tiempos de ocio y descanso, sobre todo, para que los niños no sientan presión.

Ya sea estando en la casa o de viaje, cuando acaba el año escolar, los padres quieren que sus hijos no se aburran. Surge la pregunta de si es necesario programarles actividades, de qué tipo y cómo hacerlo. Lo cierto es que los niños son, en mayor o menor medida, activos por naturaleza y, muchas veces, hay que dejar que ellos mismos distribuyan su tiempo, creen sus propios juegos y panoramas. Eso sí, es tarea de los adultos estar atentos, aprovechando de crear hábitos y potenciando habilidades.

Este período permite el descanso intelectual y, a la vez, la práctica lúdica de muchos de los contenidos trabajados durante el año escolar. Para eso es recomendable estar atentos, el ocio es sano e imprescindible, pero requiere de algunas pautas que permitan focalizarlo.

Cuando se acerca la Navidad, resulta inevitable comenzar a hablar de regalos. Junto con eso, también se hace presente el estrés y la ansiedad por cumplir expectativas a través de los obsequios. En ese panorama, merece la pena plantearse otra perspectiva respecto del “regalar” y el rol de aquello que entregamos.

Hablamos de este concepto cuando un alumno no alcanza el aprendizaje esperado según edad y nivel pedagógico. El porqué del problema puede tener muchos orígenes y entre los de mayor recurrencia figuran aquellos relacionados con trastornos de aprendizaje.

Se acerca diciembre y el término de clases. Las vacaciones están a la vuelta de la esquina y el cansancio de todo un año escolar se hace notar en profesores y alumnos. ¿Cómo enfrentar este período? Algunos consensos se detienen en el juego y la novedad, pero no es todo lo que hay que saber…

Entregar valores relacionados con el desarrollo y organización de la sociedad es clave para formar ciudadanos capaces de generar cambios históricos en temas tan importantes como el respeto por las diferencias sociales, políticas y culturales o el cuidado del medioambiente. También se trata de la manera en que se fortalece la democracia, incluso, cuando existen instancias que ponen a prueba a los gobernantes.

Conducir la interacción de los niños con los aparatos tecnológicos de buena manera es una responsabilidad de los padres, ya que desde pequeños los niños están expuestos a la tecnología y no es extraño verlos con toda clase de dispositivos electrónicos entre sus manos, algo que a juicio de expertos no es aconsejable, aun cuando se ‘celebra’ la habilidad que tienen para interactuar sin dificultades con tablets, smartphones y video juegos, entre otros.

Septiembre y Fiestas Patrias, tiempo de celebración y actividades en familia, de gratos momentos en torno a las costumbres más típicas del país, la mejor instancia para que los niños desarrollen la identidad nacional, el respeto y amor por la cultura chilena. Si estos valores se fomentan desde la casa y se fortalecen en la vida escolar, el resultado es -a futuro- ciudadanos más comprometidos.

Creada para fomentar la salud y frenar el aumento de la obesidad en Chile, la nueva norma que regula el etiquetado y publicidad de alimentos ‘invadió’ de alertas los productos en las góndolas de supermercados, informándonos cuando su composición tiene altos niveles de ciertos ingredientes. Su alcance llega directamente a la población infantil a través de la venta controlada en colegios, donde están prohibidos aquellos productos altos en azúcar, sodio, grasas saturadas y calorías. Pero esto es solo una parte de la tarea; la otra es responsabilidad de cada uno al momento de elegir qué comprar.