Más que un problema de kilos extra, se trata de una realidad grave a la que deben hacer frente los adultos encargados de la alimentación de los niños. Es momento de actuar entregando tiempo a la elección de lo que comemos e importancia a la colación de preescolares y escolares.
Vivimos en un entorno tecnológico y saturado de medios de comunicación. ¡Qué duda cabe! Tenemos acceso a una gran cantidad de información y somos testigos de la constante renovación de herramientas. Adquirir competencias para obtener y evaluar datos se hace casi indispensable para todos y —especialmente— para quienes se dedican a la docencia, en cualquiera de sus niveles. Pero no es lo único. Hoy, más que nunca, tareas como reflexionar acerca de la formación propia y la relación con los alumnos también son parte de las competencias de un educador de estos tiempos
Una persona que se conoce y acepta, apreciando sus cualidades y conociendo sus falencias, logra ser alguien feliz que no necesita buscar aprobaciones externas. De eso se trata la autoestima y es tarea de quienes forman parte del entorno de los niños fomentar esta actitud, para que en el futuro sean adultos capaces de quererse y querer a los demás.
El concepto de educación inclusiva se ha hecho común y, por lo mismo, resulta importante entenderlo adecuadamente. No solo se refiere a integrar a quienes tienen necesidades diferentes o alguna discapacidad, es un modelo que aborda a todos y a la totalidad de aspectos cognitivos, emocionales y creativos, basándose en cuatro pilares: aprender a conocer, a hacer, a ser y a convivir.