¿Cómo entrenar funciones ejecutivas en el aula?

Publicado el 29 de julio de 2020

Siendo un tema muy actual cuando se trata de promover el desarrollo saludable en los niños, el trabajo en torno a estas habilidades no debe ignorarse, además, porque entre sus facultades está dirigir, controlar y regular en forma activa los pensamientos y la conducta. Cuando están presentes, repercuten en buen rendimiento escolar y relaciones interpersonales sanas. En definitiva, los especialistas las destacan como necesarias para regular pensamiento, emoción y acción.

Las funciones ejecutivas son habilidades cognitivas necesarias para realizar actividades de alto nivel, aquellas que consideran planificación, motivación, seguimiento y evaluación de etapas. Resultan imprescindibles para el éxito si se trata del estudio sistemático y, más tarde, en el ámbito laboral. Por supuesto, también son relevantes en la vida social.

Durante los años 70 y también en la década de los 80, las investigaciones habían concluido que estas funciones surgían tardíamente en el desarrollo ontogenético, aproximadamente al comenzar la adolescencia. Hoy, en cambio, se sabe que aparecen de forma muy temprana en la infancia. Asimismo, se ha podido confirmar que son un buen predictor de éxito escolar.

En las últimas décadas, los estudios acerca de esta temática han concentrado el trabajo de investigadores, sobre todo en Estados Unidos y Europa. Gracias a eso, en las sociedades norteamericanas y europeas se han generado algunos modelos explicativos y descriptivos capaces de orientar políticas públicas para la educación.

Como resultado de los diferentes estudios, se han determinado varias funciones ejecutivas, pero ante la diversidad existe consenso respecto de cuáles son las clave para el desarrollo cognitivo temprano. En este grupo figuran: la atención, los procesos de control inhibitorio o capacidad de autocontrol, la memoria de trabajo (que permite mantener información en la mente para poder operar con ella) y la flexibilidad cognitiva o flexibilidad atencional, que facilita la adaptación cuando cambia el contexto en que estamos.

Todas esas funciones están localizadas en la corteza prefrontal del cerebro y se ponen en funcionamiento cuando los comportamientos de niños y adultos están direccionados a una meta o a relacionarse con el medio.

Cada una de estas habilidades implica un esfuerzo voluntario, es decir, la persona decide desarrollar la capacidad de reflexión, organizar, planificar las acciones, y lo hace atendiendo a lo que sucede en el entorno, tomando decisiones y trabajando la capacidad de inhibir comportamientos inadecuados, es decir, regulando su conducta.

Otro aspecto a tener en cuenta es que, en la sicopedagogía, las funciones ejecutivas son una de las principales herramientas para el tratamiento con los niños y niñas que presentan Trastorno de Déficit Atencional con Hiperactividad (TDAH), Asperger o Autismo. “Representan una respuesta educativa a aquellos alumnos con estas condiciones, y el entrenamiento atenúa los síntomas propios y más comunes del TDAH y el Asperger”, asegura Fabiola Fariña, directora del Centro Psicopedagógico Amulen.

Cuando están disminuidas

Se advierte un problema o déficit de funciones ejecutivas, por ejemplo, en casos como el de niños con rendimiento muy irregular por causa de problemas a la hora de planificarse y cumplir las metas que se les han fijado. Con frecuencia, esos alumnos tienen conflictos con sus compañeros, casi siempre por temas sin mayor importancia.

Hay variables familiares que influyen negativamente en el desarrollo de las funciones ejecutivas, tal es el caso del estrés, incluidos la ansiedad y el descontrol. Una crianza infantil tranquila, en cambio, está relacionada con un buen desarrollo de estas funciones. Factores de una educación familiar positiva en este sentido son la contención y el apoyo, también la capacidad de poner límites con serenidad. En definitiva, durante la infancia es posible desarrollar las funciones ejecutivas en un ambiente de contención y afecto, organizado, predecible y con normas claras. Estos entornos pueden entregar una educación emocional capaz de ayudar a comprender de manera progresiva las emociones complejas, a regular los impulsos y a aprender a elegir lo correcto, aun cuando la gratificación no sea inmediata.

Vale saber, no obstante, que el período de desarrollo de estas funciones abarca desde el nacimiento hasta pasados los 20 años. Y en ese proceso es muy beneficioso el refuerzo también al interior de las salas de clases, según explica la psicopedagoga Fabiola Fariña. Agrega que en la actualidad es muy poco frecuente verlo, ya que los establecimientos regulares están muy centrados en la entrega de contenidos más que en el desarrollo de habilidades: “Pero sí se han podido evidenciar iniciativas, por ejemplo, en la educación preescolar, ya que es precisamente un nivel más centrado en el desarrollo de habilidades de los párvulos, por lo que es fácil esta misión. El currículum Montessoriano, es un caso que ejemplifica bien, pues se permite al niño o niña tomar decisiones sobre el tipo de actividades o experiencias que desean realizar. También está la metodología Método de Proyecto, que permite la planificación por parte de los preescolares para el logro de un objetivo. A eso se suma la variedad de experiencias de aprendizaje y material didáctico que utilizan las educadoras de párvulos destinado al desarrollo de la memoria y de la atención”.

¿Cómo desarrollarlas?

Las funciones ejecutivas son completamente entrenables y se puede comenzar con esta tarea a cualquier edad, gracias a la neuroplasticidad del cerebro. Incluso, hay exitosos casos de trabajo con adultos mayores. ¿Cómo fomentarlas entonces? Aquí algunas ideas puntuales acotadas por Fabiola Fariña:

  • Incorporación de talleres o ramos de ajedrez, ya que esta práctica fomentará la resolución de problemas y la toma de decisiones.
  • Planificar juegos y actividades para el desarrollo de la memoria y atención, a los niños y niñas les gusta y disfrutan mucho de ellas.
  • Incorporar material didáctico apropiado para el entrenamiento de estas funciones, tales como juegos de mesa, que en el mercado son de fácil acceso e ideales para trabajar los días de lluvia en la sala de clases.
  • Utilizar las horas de consejo de curso para que los alumnos y alumnas sean capaces de utilizar este horario, ya sea para cumplir un objetivo de su interés o dar soluciones a problemáticas internas de su comunidad.
  • Brindar taller de padres para empoderarlos en relación con esta temática.

papa-bebe.png

Vínculo con las neurociencias

Investigadores de la Universidad de Chile han trabajado directamente con los alumnos en programas específicos para que se incorporen nuevas teorías de aprendizaje en la sala de clases, potenciando las funciones ejecutivas.

El doctor Mario Chiong, ha sido líder de estas iniciativas académicas, donde se contemplan talleres o charlas para los docentes, informándolos de los últimos aportes de las neurociencias al aprendizaje y la organización del conocimiento a nivel cerebral, todo esto, con el propósito de generar estilos de enseñanza que generen con procesos cognitivos más duraderos y de calidad.

Lo importante, según el doctor Chiong, es desarrollar en los estudiantes funciones ejecutivas paulatinamente, como el razonamiento lógico y la planificación.

El científico recuerda, además, que la OCDE destaca la enseñanza de neurociencias como un tema fundamental y promueve el intercambio entre educadores y neurocientíficos.

La fórmula que han trabajado los profesionales de la Universidad de Chile es dejar las clases expositivas para reemplazarlas por actividades prácticas en las que se puedan abarcar distintos estilos de aprendizaje, ya sean visuales, auditivos y/o kinestésicos. Dentro de esto, como ejemplo, cabe la enseñanza del método científico en actividades prácticas en la sala de clases; también buscar información confiable en internet.

Como se aprecia, la labor en torno a las funciones ejecutivas es diversa, tiene diferentes formas de abordar y potenciar. No obstante, hay claridad en cuanto a su importancia. Asimismo, resulta relevante mencionar que no todas las personas tienen el mismo nivel de desarrollo de las diferentes funciones ejecutivas, por lo que es fundamental conocer las debilidades y fortalezas en relación con este aspecto, de manera que se ponga énfasis en el refuerzo de aquella o aquellas que estén con desventajas.