Papás de hoy: ¡súper comprometidos!

Publicado el 10 de junio de 2020

Hablar de hombres muy involucrados con la crianza de sus hijos no es raro en la actualidad, es toda una tendencia y deriva en beneficios para los niños y niñas. No obstante, la positiva irrupción de estos papás, no se trata de una realidad masiva, aún se requiere un cambio de paradigma social y ayuda de políticas públicas que fomenten la conducta.

¿Cómo son los padres chilenos? Esa pregunta se hizo un microestudio publicado en 2016 por Chile3D y GFK, concluyendo, por ejemplo, que el 76% de los hombres de entre 25 y 40 años que tienen hijos viven con ellos; 50% quiere tener otro hijo en el corto plazo y 35% está casado. Otras conclusiones dicen que son hombres que cocinan y con vida social activa, la que transcurre principalmente dentro del hogar.

Muchos de estos padres pertenecen a la generación ‘Millennial’ y, probablemente, por causa de los cambios de la sociedad contemporánea, son hombres más conscientes de los temas de igualdad de género. Quizás, un buen número ha tenido la experiencia de vivir solo, incluso en otras ciudades o en el extranjero, de manera que han aprendido a ser autosuficientes y no les resulta un problema realizar tareas domésticas.

“La evidencia muestra que los padres más jóvenes y/o de mayor escolaridad, en promedio, se involucran en gran medida respecto de la crianza y cuidado de sus hijos e hijas. Vemos que eso es, sobre todo en generaciones jóvenes, observándose con ello un cambio cultural, un avance, aunque todavía es muy lento y, probablemente, faltan décadas para lograr la corresponsabilidad entre hombres y mujeres”, dice Francisco Aguayo, psicólogo de la Universidad de Chile e investigador en masculinidades y paternidades, además de Magíster en Estudios de Género y Cultura de la Universidad de Chile, codirector de la Fundación CulturaSalud y director de EME, área de esta entidad dedicada a la investigación y la intervención psicosocial con hombres y equidad de género.

Niños más sanos

Según Unicef, un papá activo permite que sus hijos se desarrollen mejor y más saludablemente, que tengan una autoestima positiva y un vínculo más sólido y de mejor calidad con sus padres. También desarrollan más habilidades sociales y cuentan con un desempeño escolar satisfactorio, obtienen mayor bienestar psicológico y adquieren más herramientas para enfrentar las dificultades de la vida, por lo que serán niños y niñas más felices, teniendo, en el futuro, mayor posibilidad de ser padres y madres comprometidos.

Francisco Aguayo concuerda: “Cuando los padres tienen la claridad y voluntad de estar en el cuidado y crianza de sus hijos, hay un cambio significativo, una diferencia (…) Existe mucha evidencia a nivel global respecto de que cuando el padre está presente en la vida de sus hijos hay un impacto en diversas áreas, por ejemplo, escalas de salud mental y de autoestima”. Asimismo –dice el profesional–, se ha concluido que esos niños tienen menos riesgos generales en su adolescencia.

Las tesis apuntan a que cuando el padre ejerce un rol activo, las familias están mejor en términos económicos y hay más bienestar, lo que impacta en el desarrollo de los hijos. “Pensamos que eso pasa porque se involucra un cuidador más”, dice el sicólogo, aclarando el discurso respecto de posibles ideas erróneas en cuanto a discriminar familias donde solo está la madre o aquellas que no son heterosexuales. En definitiva, lo que se sabe, es que mientras más adultos ofrezcan cuidado de calidad a los niños, estos tienen un elemento a favor en su desarrollo.

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Cambio cultural: los papás pueden con todo

“Es importante que el hombre, el padre, se involucre en todas las áreas de cuidado y crianza. La verdad es que lo único que no pueden hacer es dar pecho a su bebés”, afirma Aguayo. Esto es bien paradojal, agrega, porque muchas veces es el mismo personal de salud o los educadores quienes entregan varias indicaciones a la mamá, en tanto, al papá solo le dicen que juegue con su hijo o hija: “Se requiere hacer un cambio cultural grande para que los hombres sientan que todas las tareas de cuidado y crianza son también suyas y que estas deben ser realizadas en corresponsabilidad”. Lo anterior aplica para familias donde hay dos proveedores económicos y para aquellas donde el hombre trabaja fuera de la casa y la madre se queda en el hogar al cuidado de los hijos; en estos casos, los hombres pueden participar con mayor énfasis fuera del horario laboral, es decir, antes o despues del trabajo, los fines de semana, feriados o días libres y vacaciones.

De igual modo, hoy existen mejores condiciones para el ejercicio de la paternidad. “Hay mayor conciencia de la importancia de la participación de los padres, el tema ha sido capturado por los medios de comunicación, el rol de un padre participativo aparece en la publicidad, en series de televisión, en el cine, etc. O sea, el tema ha irrumpido. Puntualmente en los últimos diez años, se habla del tema más que antes, sobre todo en las generaciones jóvenes, que están reflexionando mucho acerca de los roles de hombres y mujeres, también a propósito de los movimientos feministas; hay interés de las mujeres en que los hombres se involucren más en el cuidado y crianza, tanto como interés de los hombres por estar presentes en la vida de sus hijos e hijas. Sin embargo, en la actualidad sigue siendo muy fuerte la presión para que los padres sean los proveedores económicos, y las madres responsables del cuidado. Entonces, vivimos en una sociedad en cambio, donde hay altas contradicciones entre continuar con la tradición machista y abrirse al cambio”, reflexiona el sicólogo.

Desafíos

Es importante que las familias, en general, y los hombres, en particular, hagan conciencia respecto de su participación, dice Francisco Aguayo. Por lo que, según plantea, también es fundamental:

  • Que como sociedad nos preguntemos cómo queremos que se aborden las tareas. Ahí necesitamos ir avanzando en igualdad de género. Las políticas en América Latina son, por lo general, de corte muy maternalistas, lo que hacen es reforzar un rol de cuidado para las mujeres y el papel de trabajador remunerado de los hombres. Pero eso no resiste más y está cambiando.
  • Atender el interés de muchos padres por estar más presentes, no coartarlos en su afán de encontrar condiciones laborales para lograrlo. Los sindicatos, empresas e instituciones públicas deben tomar conciencia de ello.
  • La coordinación con la madre, sea o no la pareja.
  • Que las instituciones con las que se interactúa –salas cuna, jardines infantiles, colegios, centros médicos, etc.– entreguen un mensaje orientado a que los padres se involucren.
  • Que existan políticas para promover mejor conciliación de trabajo y familia: campañas, permisos para atender asuntos relacionados con los hijos y post natales masculinos extensos. Se ha visto en la experiencia de algunos países que eso ha sido una medida clave para que los hombres se involucren más.

Convertirse en mejor persona

Rodrigo Toledo es autor del blog testimonial “Papá en rodaje”, surgido en febrero de 2011, casi dos años después del nacimiento de su primer hijo. Su historia se ha expuesto en más de cien capítulos publicados y dio origen a un libro editado por El Mercurio-Aguilar en agosto de 2013. Este padre quiso compartir su experiencia, porque siente que los papás no hablan mucho de lo que les pasa: “La crianza, socialmente (y esperamos que eso cambie pronto), parece ser cosa de mujeres todavía, por lo que sentí que era importante testimoniar lo que yo había vivido, con miedos, dudas y esperanzas, para que otros padres pudieran sentirse identificados durante su propio proceso y conectarnos desde nuestra masculinidad”.

Rodrigo cuenta que para él, la paternidad ha significado la oportunidad de convertirse cotidianamente en una mejor persona, y hacerlo de manera consciente: “Es increíble cómo tener hijos trastoca nuestras vidas de manera radical, en todos los aspectos… Es una invitación a priorizar nuestras acciones de una manera diferente, a través de un desafío que no terminará nunca”.

¿Cómo define el rol que cumple en la crianza de sus hijos? “Es el de un par. Desde el nacimiento de mi primer hijo hasta el de nuestros mellizos, he mantenido la firme convicción de que la crianza es cosa de equidad. Que las actividades ligadas a ser padres se comparten de manera justa, en pareja. Y que ninguno de los dos está limitado para afrontar cualquiera de las necesidades que surgen en esta época, salvo el caso muy excepcional de la lactancia temprana”.

No todo ha sido fácil. Rodrigo comenta que, al principio, la dificultad radica en aprender sobre aquello que solo se ha visto desde afuera: “No existen escuelas para esto. Ser padre es ser previsor y hay una época de la vida en que uno deja de serlo casi por completo (la juventud), por lo que también es un desafío modificar nuestra mentalidad. Y me gustaría mencionar una más, bien relevante: la autoexigencia, que puede ser nuestra peor enemiga. Volvernos padres tiene mucho de equivocarnos, porque no somos perfectos, por más que ese sea nuestro anhelo”.

Consejos para una paternidad activa

En el marco de la celebración del Día del Padre de hace un par de años, Unicef realizó una campaña para promover que los padres se involucren activamente en la crianza de sus hijos e hijas, presentando algunas conclusiones y consejos para apoyar a los papás en su labor. ¿Qué sugiere el organismo?

  • Prestar atención cuando los hijos tengan algo que contar o expresar; sin palabras también, hacer contacto visual.
  • Darles contención cuando sientan pena, miedo o rabia: tomarlos en brazos o abrazarlos.
  • Conversar sobre las cosas que les sucedieron durante el día.
  • Ser firmes y respetuosos para poner límites.
  • Enseñar a compartir las tareas domésticas en la casa.
  • Acompañarlos a pasear y comer, hacerlos dormir, bañarlos.
  • Compartir momentos de juego y entretención.
  • Celebrar sus actividades, logros y/o aprendizajes.
  • Tener cuidado con factores que obstaculizan una paternidad activa, por ejemplo: estrés (laboral, económico y emocional), ser trabajólicos, conflictos constantes y/o de alta tensión con la madre, creer que la presencia como padre no es tan importante o que puede ser reemplazable, y distractores como la televisión, el computador, el teléfono y otras tecnologías.
  • Cuando el tiempo disponible es poco, los momentos deben ser de calidad, exclusivos y con mucho contacto físico y visual.
  • Equilibrar paternidad y vida laboral. ¿Cómo? Pedir permiso en el trabajo para asistir a actividades juntos, ya sean relacionadas con la educación o la salud; cuando no sea posible asistir o participar, informarse y conocer los avances.

La consecuencia de seguir estos consejos llega de inmediato y se prolonga a lo largo de la vida. Como dice Rodrigo Toledo, la recompensa de ser un papá presente y cercano es inmensa. Este padre lo resume así: “Mis hijos reconocen y valoran lo que les entrego. Y ese esfuerzo vale todos los sacrificios posibles. Me encanta ir construyendo una historia juntos, que permita que me recuerden como un tipo que se las arregló para estar siempre, sobre todo en esos momentos que uno guarda en la memoria”.