Saber lo que comemos

Publicado el 12 de agosto de 2016

Creada para fomentar la salud y frenar el aumento de la obesidad en Chile, la nueva norma que regula el etiquetado y publicidad de alimentos ‘invadió’ de alertas los productos en las góndolas de supermercados, informándonos cuando su composición tiene altos niveles de ciertos ingredientes. Su alcance llega directamente a la población infantil a través de la venta controlada en colegios, donde están prohibidos aquellos productos altos en azúcar, sodio, grasas saturadas y calorías. Pero esto es solo una parte de la tarea; la otra es responsabilidad de cada uno al momento de elegir qué comprar.

El 27 de junio de 2016, cuando comenzó a regir la nueva Ley de Etiquetado de Alimentos y su Publicidad, los consumidores debieron enfrentarse a varias sorpresas: muchos productos denominados diet y light sufrieron el descrédito, con la obligación de llevar el rótulo ‘Alto en azúcar’ y muchos otros, considerados erróneamente como saludables, fueron revelados como ‘Alto en calorías’ o ‘Alto en grasas saturadas’, como es el caso de algunos productos integrales.

Para comprender un poco más sobre el tema, es interesante remontarse a los inicios y saber que la historia de esta norma comenzó a principios de año, cuando una consulta pública en la página web del Ministerio de Salud (Minsal) invitó a entregar sugerencias para buscar la forma de informar a la ciudadanía sobre lo que realmente está comiendo. El llamado se hizo a académicos y comerciantes, además de agentes de la industria alimentaria, entre otros grupos relacionados con el rubro. Según el protocolo, semanas después se unificaron las respuestas en un solo documento que, presentado a una comisión, determinó un cambio en el Reglamento Sanitario de Alimentos. De esta forma, desde el 27 de junio de 2016, los productos envasados tienen la obligación de llevar una etiqueta visible que advierta sobre los altos niveles de azúcar, calorías, sodio y/o grasas saturadas, si es que corresponde.

Carla Reyes, directora de la Escuela de Nutrición y Dietética de Universidad de Las Américas, explica que, a grandes rasgos, esta ley busca que podamos comprar alimentos con la información adecuada, en relación con sus índices de calorías y nutrientes críticos, es decir, aquellos que tienden a generar patologías crónicas.

La medida se implementó, además, para simplificar la información nutricional contenida en los envases, puntualmente, para facilitar su comprensión y ayudar a reducir los altos índices de obesidad en Chile, especialmente en menores de 14 años. La finalidad tiene especial sentido cuando se sabe que, según cifras del Ministerio de Salud, en nuestro país, 1 de cada 11 fallecimientos tiene relación con el sobrepeso. Conclusiones derivadas de las estadísticas oficiales del Minsal dicen que, en Chile, muere una persona cada hora a causa de la obesidad. Particularmente en el caso de la población infantil, se estima que la mitad de los niños de aproximadamente seis años, o que cursan primero básico, presentan un peso que excede lo apropiado para su edad.

La necesidad de etiquetar los alimentos surge, entonces, en este contexto, pero también a propósito de que la obesidad y el sobrepeso se asocian a enfermedades crónicas no transmisibles, como la diabetes, la hipertensión y alteraciones cardíacas y metabólicas. Saber lo que comemos, hoy se hace imprescindible, sobre todo, porque la evidencia apunta a que al enfoque de las políticas públicas para enfrentar el problema, aún le queda mucho por recorrer en cuanto a prevención y generación de cambios en el estilo de vida.

Para entender la medida

Carla Reyes afirma que antes de la norma, en Chile, estábamos muy desinformados sobre los indicadores nutricionales de cada alimento: “El Minsal, actualmente, se encuentra difundiendo la información a través de los diversos medios de comunicación, pero obviamente se requiere también de un trabajo más acucioso para el logro del objetivo”.

La especialista explica: “La Ley 20.606 o Norma de Composición Nutricional y Publicidad de los Alimentos, como su nombre indica, abarca dos grandes áreas. Primero, dice que aquellos alimentos que, en cierta cantidad de gramos de producto, sobrepasen los parámetros de calorías, azúcares totales, grasas saturadas y sodio, deben incorporar en su etiquetado un ícono de disco pare negro, con la descripción ‘Alto en…’, según sea el caso. Segundo, se norma para que aquellos alimentos que tengan disco pare negro no sean vendidos en establecimientos de educación parvularia, básica y media. Se prohíbe, asimismo, realizar publicidad y ganchos con juguetes dirigidos a menores de 14 años”.

Más claves para entender la norma:

Es una alerta, no una prohibición.

Niños, jóvenes y adultos, en general, deben consumir una cantidad determinada de calorías según su peso, edad, sexo y actividad física. Por lo mismo, es importante saber que el nuevo etiquetado de alimentos busca advertir y no prohibir. Todos los nutrientes mencionados en esta alerta son necesarios para tener una alimentación balanceada, pero la clave está en ingerirlos con moderación y de acuerdo con las características de cada persona. Así, por ejemplo, una persona con antecedentes de hipertensión, debería evitar los alimentos con la etiqueta que señala ‘Alto en sodio’, y aquella con antecedentes de diabetes, no consumir los que advierten ‘Alto en azúcar’.

Cada 100 gramos.

La Ley de Etiquetado estipula que un producto debe tener el mensaje ‘Alto en…’ si supera los niveles de azúcar, sodio, grasas saturadas o calorías por cada 100 gr. Esto quiere decir que un paquete de 35 gr con la indicación ‘Alto en azúcar’ resulta dañino según los parámetros del Minsal, si consumimos el contenido de tres envases de ese alimento.

No reemplaza la tabla nutricional

A pesar de que algunos paquetes de galletas, de diferente marca, tengan la misma etiqueta ‘Alto en…’, esa es solo una parte de la información que debemos revisar. Es importante leer la tabla donde se especifican los nutrientes del producto, incluyendo los porcentajes de aquel que está siendo advertido en la etiqueta. Al comparar varios productos, es posible observar que, aunque sean ‘Alto en azúcar’, uno tenga menos azúcares que el otro. Lo anterior se debe a que la norma oficial establece un límite para cada nutriente y si un alimento simplemente la supera, debe llevar el logo; sin importar si su excedente es de 3% o 50%.

Responsabilidad personal

“Uno de los desafíos de la industria alimentaria es mejorar la calidad de sus productos para que no tengan estos ‘discos pare’ y sean consumidos con tranquilidad por los niños”, afirma Carla Reyes. Algo de eso ya se advirtió, incluso, a los pocos días de la entrada en vigencia de la nueva Ley de Etiquetado: al mismo tiempo que muchas empresas se estaban adaptando a ella, otras vieron que la contingencia les ofrecía la oportunidad de cambiar sus envases, y así resaltar las características positivas de sus productos no afectados por sellos negros.

Hablando directamente de los consumidores, surge la pregunta de si Chile está preparado para esto. Según la académica de Universidad de Las Américas, sí estamos listos: “Pero va a ser necesario una segunda etapa de educación in situ, tanto en colegios como a nivel comunal para llegar a toda la población”.

En el caso de los niños, para la especialista, los alimentos con “discos pare” no debieran ser elegidos; por el contrario, aconseja enviar al colegio colaciones como frutas, verduras frescas, yogur descremado, entre otros productos, todos ellos sin azúcar añadida.

Esto va en directa relación con la alimentación saludable y el rendimiento escolar: “Más que productos saludables o no, es la “alimentación no saludable” lo que provoca que los niños no tengan un adecuado rendimiento escolar. Partiendo de la base que muchos no toman desayuno por las mañanas, teniendo períodos de ayuno muy largos, lo que resta nutrientes al organismo para su buen funcionamiento, bajando considerablemente el rendimiento académico”.

Como complemento, y para que la nueva norma tenga real impacto en la lucha contra la obesidad, se estima que vaya de la mano con un consumidor socialmente responsable, consciente de la necesidad de fortalecer la alimentación balanceada. De esta forma, se recomiendan ciertos hábitos a la hora de elegir qué comprar:

  • Tamaño de la porción que se va a consumir: hay que recordar que toda la información de la tabla nutricional se basa en el tamaño de la porción de cada producto y hay paquetes cuyo contenido corresponde a más de una; asimismo, es apropiado fijarse en la fracción que determinó el fabricante, porque pueden ser diferentes entre una marca y otra.
  • Ingredientes
  • Kilocalorías: el aporte energético del alimento también se considera de acuerdo con la porción.
  • Tipo de grasas: las hay poliinsaturadas y monoinsaturadas, es decir, aquellas que están en aceites vegetales, por ejemplo de oliva, y que se consideran beneficiosas para reducir las grasas dañinas.
  • Clases de hidratos de carbono: los de tipo complejo también son azúcares, sin embargo, califican como beneficiosos si se consumen en cantidades adecuadas.

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Tres propósitos

En resumen, la nueva Ley de Etiquetado y Publicidad de Alimentos tiene objetivos claros que se pueden describir de la siguiente manera:

  • Informar de manera clara por medio del sello de advertencia ‘Alto en…’, señalando si el alimento tiene elevados índices de sodio, calorías, grasas saturadas y azúcares, según los límites establecidos por el Minsal.
  • Asegurar que exista una oferta saludable de alimentos en los establecimientos de educación escolar, mediante prohibición de venta, promoción y entrega gratuita de alimentos cuya composición nutricional supere los límites establecidos por el Minsal.
  • Proteger a menores de 14 años ante la sobreexposición de publicidad, prohibiéndola cuando se trata de alimentos que superan los límites establecidos por el Minsal.

Cuidado con el azúcar

Les encanta a los niños, por eso es importante poner especial atención. Veamos un ejemplo gráfico: un alimento cuyo envase lleve la etiqueta ‘Alto en azúcar’, informa que por cada 100 gr hay dos o más cucharadas de azúcar. En el caso de las bebidas o refrescos, se trata de alimentos que contienen una o más cucharaditas de azúcar por cada 100 ml. Si pensamos en las botellas de 600 ml con la advertencia, la equivalencia es que ahí hay más de seis cucharaditas de azúcar.

Paula Reyes Naranjo Periodista